Nos pasamos la vida castigándonos por todo lo que no hemos hecho, en vez de respetarnos y aceptar que nuestro cuerpo es sabio y conoce mejor que nosotros mismos lo que necesita y está dispuesto a soportar.
A veces llegar tarde a algo, no hacer ciertas cosas, o hacerlas por separado, vivir un duelo de la forma más desastrosa posible o pasarlo con los ojos cerrados en cuestión de días depende solo de las circunstancias y todo está bien.
Todo es bueno cuando lo necesitas.
Normalmente no nos regalamos el tiempo que nuestro cuerpo y nuestro corazón piden a gritos y llenamos cada segundo de planes y más planes para no pensar, no sentir...
Sin darnos cuenta de que precisamente eso es negarnos la mejor oportunidad de todas: conocernos.
Sin darnos cuenta de que precisamente eso es negarnos la mejor oportunidad de todas: conocernos.
Ojalá aprendamos a interpretar las señales que nos surgen desde lo más profundo, a escucharnos sin prisas ni exigencias, a sentirnos y querernos.
Sin miedos.
Sin miedos.
Cualquier día puede ser el mejor día para comenzar el camino de amarnos a nosotros mismos.
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